¿Qué debemos tomar en cuenta al elegir el colegio para nuestro hijo?
Cuando llega el momento de inscribir a un hijo en el colegio, o de cambiarlo de institución, nos encontramos ante una tarea delicada y difícil: decidir, entre la enorme oferta educativa que tenemos a disposición, cuál es la institución adecuada para nuestro hijo y para nosotros, como padres.
Buscar colegio conlleva una decisión crítica: allí, en la institución que elijamos, nuestros hijos realizarán gran parte de sus aprendizajes, se desarrollarán en todos los aspectos y consolidarán sus vínculos. Si bien seguramente sabemos qué es lo que queremos (y sobre todo lo que no queremos), puede no ser tan claro saber cuáles son las preguntas que es necesario hacer, los elementos importantes a tener en cuenta para la elección, aquello que hay que tratar de detectar más allá del clásico discurso formal que nos presente la institución.
Los niños pasan mucho tiempo en los colegios. Allí adquirirán aprendizaje y experiencias vitales que marcarán su vida. Por ello, atinar con un centro escolar que se adapte lo más posible a sus necesidades es clave para ayudarles en su tránsito a la edad adulta.
Es importante destacar que, cuando uno busca una escuela, debe saber que no existe «la» intitución que pueda cubrir todas las expectativas: el proyecto educativo, la gente, la distancia, el precio… Por eso, en primer lugar somos nosotros quienes debemos definir y tener en claro de antemano aquellas cosas a las que uno no va a renunciar. Estas variables varían en cada familia: para algunas serán el bilingüismo de la institución, para otros el formar parte de un grupo de padres de estilo similar al propio, otros priorizarán el estilo pedagógico, los principios que el establecimiento inculca en su alumnado, etc. Simplemente, se trata de pensar qué es lo que la familia valoriza más.
Variables que debemos tomar en cuenta y otras para indagar :
- Lo ideológico, los valores. Es lo que se llama el ideario del colegio, que incluye además la concepción de hombre y de la educación en general.
- El prestigio: que el establecimiento tenga buena fama y una sólida trayectoria es algo que hay que valorar, pero siempre actualizando la información y preguntando su opinión a personas que hayan estudiado allí (si es lo suficientemente antiguo), o a los padres de los alumnos actuales. La estabilidad del profesorado suele ser un buen indicio, pero hay que comprobar que la gestión del colegio es flexible y capaz de adaptarse a los cambios que se consideren beneficiosos para los alumnos.
- El proyecto pedagógico. Escuchar cómo está pensado el desarrollo, qué perfil de alumno quiere la institución. Es básico preguntar cómo el colegio trabaja los contenidos, qué métodos de enseñanza usa, que tipo de proyectos realizan. El proyecto educativo abarca muchas cuestiones: el idioma (si el colegio es bilingüe o son horas de idioma), si se trabaja con actividades especiales (talleres, vida al aire libre, etc.), si hay seguimiento con recuperación (si ante un problema de aprendizaje, el colegio va a acompañar o entiende que es la familia quien debe ocuparse), etc. También es bueno conocer cómo se maneja el colegio con el mundo exterior: «¿Realizan salidas educativas, organizan campamentos? Ir a un museo, visitar reservas ecológicas, , indica que la escuela sale a tomar algo del mundo que nos rodea.
- Los recursos humanos. Averiguar quién integra el equipo directivo, qué formación tienen; lo mismo para los docentes, indagar cuál es el perfil, los criterios para su selección; si existe capacitación para los maestros. Averiguar si hay una sola maestra o son varias. Ambas especialistas coinciden en la importancia de saber si el colegio se maneja con asesores por área, que capacitan a los docentes. Dentro de los recursos humanos se incluye al personal auxiliar, el gabinete psicopedagógico, y otros servicios: médico, sistema de emergencias.
- La organización de los tiempos. Esto implica saber si el colegio tiene un horario fijo, si la jornada es cimple, extendida o completa y, también, si algunos días suelen realizar actividades fuera de ese horario pre-establecido.
- Las actividades extraescolares: lo ideal es que sean variadas para que el niño pueda elegir la que más se adapte a sus gustos o habilidades. Hay que informarse sobre los horarios, precios, los profesores que las imparten y las instalaciones donde se llevan a cabo. Es muy positivo que el propio centro ofrezca este tipo de actividades, para no tener que perder tiempo en desplazamientos, y para que el niño continúe en contacto con sus compañeros de clase en un ambiente distinto, lo que favorece las relaciones personales.
- Cantidad de alumnos por aula.
- Espacios de participación. Hay colegios en que los padres sólo pueden entrar para las reuniones del año, y otros que estimulan la participación. Es importante tener en cuenta las aspiraciones de la familia en este aspecto. Es bueno poder averiguar la frecuencia de las reuniones de padres, la posibilidad de pedir entrevistas con docentes o directivos, el contacto papá-colegio en lineas generales.
- La informática y las nuevas tecnologías: cada vez es más importante el manejo de los programas informáticos, y aunque muchos hogares disponen de computadoras y conexión wifi, es conveniente que los niños se familiaricen con el uso desde pequeños también en el ámbito escolar, ya que en casa el uso suele ser más bien lúdico. En casi todos los colegios existen ya aulas de informática con conexión a Internet, para que los alumnos puedan consultar información en la red para realizar sus trabajos escolares, e incluso se imparten clases de informática fuera del horario escolar. Pero la revolución ha llegado ya a muchas aulas en las que las pizarras han dado paso a las pantallas digitales interactivas, o incluso se usan las tablets como instrumentos educativos.
- El manejo de las cuestiones disciplinarias. ¿Cuáles son las estrategias, qué hacen? ¿Hay cuaderno de firmas, sanciones, cita a los padres?. El manejo de los problemas de conducta nos habla de la filosofía del colegio. Es muy distinto poner en el cuaderno «Se portó mal», que conversar con el chico sobre la falta, ver cómo puede repararla…».
- El espacio físico. Es recomendable observar el edificio y sus dimensiones, el equipamiento, como se manejan con el orden y la limpieza, si cuentan con espacios de recreación, cómo son las aulas. También, observar la seguridad interna (escaleras, ascensores, etc.) y externa (vigilancia).
- El aspecto económico. Los aranceles (cuotas y matrícula). Hay que preguntar por lo que se cobra y lo que se paga extra: cuota de materiales, viandas, comedor, campamentos, salidas educativas, aranceles por talleres, etc. Además de conocer el paquete económico completo habría que averiguar la progresión de las cuotas entre niveles.
- Las condiciones de ingreso: Tener en claro el circuito de admisión, las pautas de ingreso a la institución (por ejemplo, cómo son los exámenes para cada nivel y las entrevistas con la psicopedagoga).
Jardin de infantes y Primaria
Es fundamental saber si los valores que maneja la familia son concordantes con la institución. Los proyectos transmiten valores.N no es lo mismo un proyecto de integración de chicos con necesidades especiales que el proyecto de alcanzar un determinado nivel académico para ingresar a cierta escuela. Por otra parte, el establecimiento siempre va a narrar lo que hacen en relación a los chicos, pero hay que indagar cómo es hacia los padres y hacia los maestros. Se puede preguntar cuántos años hace que están los maestros, si hay mucha rotación, si tienen título, si reciben capacitación… Todo esto refleja la institución: si los docentes están hace mucho tiempo, seguramente están cómodos y trabajan mejor; además, una institución que forma y supervisa a sus docentes quiere que crezcan profesionalmente y como personas.
La inclusión y participación de los padres es crucial en estos niveles. Es muy importante saber si el Jardín funciona como una comunidad educativa, o si es un espacio para dejar al hijo. Muchas veces los papás quieren integrar la comunidad educativa. En la entrevista, se debe indagar: ¿se les da espacio para participar, qué tipo de participación? Hablo tanto de la participación entre adultos como del espacio para compartir con los hijos. Lo que hay que tener en claro es lo que uno necesita: elegir una institución que te convoca mucho, si uno trabaja y no puede estar, termina generando culpa.
Casi todos los colegios se manejan con Cuadernos de Comunicaciones. Aunque no lo parezca, éste habla mucho. Ahí se ve reflejada la institución, los proyectos, la maestra, las respuestas… .
Las especialistas recomiendan pedir que se les cuente algún proyecto, cómo lo trabajan en la sala, cómo participan los padres, si hacen salidas, si participan en tareas solidarias. Y, también averiguar «si pasa algo»: «Si se lastima, se pelea: ¿me lo van a contar? En el Jardín, los chicos no siempre están en condiciones de contar lo ocurrido. Uno necesita armar una confianza básica con la institución, la gente que la dirige y los docentes para sentir que me van a llamar y consultar ante cualquier cosa fuera de lo común que suceda.
El período de adaptación es un momento crítico, y hay que indagar sobre la posibilidad de una mirada personal en esto. ¿Es totalmente homogénea la adaptación o depende de cada situación particular? Si mi hijo se queda bien, tengo que seguir viniendo porque «siempre se hace así»? Ver si la institución está interesada en que uno se integre, marca también cómo es esa institución. Si se necesita un espacio y un tiempo para uno, ver que desde el Jardín hay interés hace que uno pueda sentirse parte.
Debemos poder caminar por el lugar, más de una vez: Hay que prestar atención a lo que uno siente cuando entra al lugar. Los lugares hablan y eso uno puede detectarlo.
Descubrir lo menos visible
Hay mucho para ver y preguntar de manera directa. Pero hay variables que no se detectan a simple vista; y, por otra parte, puede quedarnos la duda acerca de si lo que nos contaron en la entrevista es un discurso preparado, o si se corresponde con la realidad cotidiana de la institución.
Existen algunas claves para poder ver un poco más allá:
- Pedir el cuaderno de un alumno. Esto da una idea de cómo corrigen, la variedad de actividades, si todo es fotocopia o si los chicos producen. El cuaderno muestra un chico que está construyendo el aprendizaje, o un cuaderno para el padre. Es bueno pedir más de un cuaderno, para comparar.
- Visitar el colegio «en actividad»: estar en un recreo, en el comedor, asistir a las reuniones y a los actos escolares.
- Observar las carteleras.
- Pedir materiales impresos: anuarios, folletos, revistas institucionales.
- Realizar una comunicación telefónica con el colegio. Ver cómo nos atienden comunica sobre el estilo de la institución.
- Conectarse con papás cuyos hios/as ya asistan a ese colegio.
- Asistir al horario de salida. Ahí se ve cómo salen, cómo los entregan, el tipo de comunidad. Y si no se conoce a ningún padre, aprovechar para acercarse y preguntar. Los padres van a dar datos que ayudarán a componer lo que ya se vio y escuchó en las entrevistas y visitas.
- Preguntar por el número de alumnos y la matrícula de los últimos años. Que el colegio pierda muchos alumnos año a año, puede ser indicador de que algo ocurre.
Será importante, entonces, además de llevar la lista de preguntas preparada y estar atentos a todos los indicadores, confiar en nuestra intuición de padres para elegir la institución. Seguramente no fallaremos.