En los tiempos que corren, una vez que se ingresa a la universidad, suele surgir la duda sobre si los jóvenes se encontrarán preparados para luego poder formar parte de la vida corporativa. Las nuevas generaciones suelen estar técnicamente bien capacitadas, aunque tienen varios skills por desarrollar. Varias empresas han desarrollado programas de pasantías y de Jóvenes Profesionales, y lo que vienen observando es que no existe una brecha en el conocimiento técnico que poseen, pero sí les cuesta vincularse y poner en práctica y congeniar todo lo que aprendieron con el día a día de la compañía.
El denominado roce profesional, sólo se obtiene a través de la experiencia que requiere de, por lo menos, 2 o 3 meses de trabajo en una emprsa. Por ejemplo: uno puede recibirse de ingeniero electromecánico y saber mucho, pero tiene que saber cómo relacionarse con otras áreas porque uno no trabaja sólo de eso, sino que tiene que vincularse con personas de otrás áreas, como ser el sector de Finanzas y Producción. Lo que falta, es lograr articular ese engranaje, y esto sucede, no por falta de capacidad, sino por no tener la experiencia. Los jóvenes necesitan de un «puente» para transitar desde la facultad hacia la realidad de la empresa y así poder desenvolverse correctamente. Para eso, además de las pasantías y los programas de Jóvenes Profesionales, es necesario contar con una capacitación sobre los productos, procesos, sistemas informáticos y valores de la empresa, y también que se les pueda transmitir herramientas comportamentales para que ellos aprendan cómo vincularse, organizarse, trabajar en grupo, recibir y dar feedback, negociar y evitar disputas, entre otros. Estos elementos no se brindan en las universidades, éstas carecen de esas herramientas de interacción entre las personas y de cómo comportarse dentro de un grupo, de una gran organización y de una empresa global que tiene que interactuar con gente de otras culturas y lugares del mundo.
Al finaizar los estudios universitarios, los jóvenes entran en una compañia y se creen capaces de hacer todo. Tienen la particularidad de tener una gran ansiedad por crecer y desarrollarse rápidamente, cuando deberían entender que están recién empezando, bajar los niveles de ansiedad y, aprender a trabajar en equipo, a tolerar al otro, a tener paciencia y comprender que todo tiene sus tiempos, y también acostumbrarse a la frustración.
También es cierto que los jóvenes de hoy se encuentran preparados para un trabajo donde ellos encuentren un sentido a aquello que hacen. No están preparados para entrar en una organización en donde sean un número, donde no sepan para qué están ni qué impacto va a tener su trabajo de todos los días, no sólo en la compañía, sino también en la sociedad. Los jóvenes son cada vez más socialmente responsables. Es así como las compañías suman un nuevo desafío de hacer que los nuevos candidatos encuentren un propósito en el trabajo diario. Hoy no está primero la propuesta económica, el nombre de la empresa o la chapa, sino lo que van a realizar allí dentro porque ellos también tienen expectativas con respecto a las compañías.
Para el caso de los emprendedores, existen ciertas características que los jóvenes necesitan para poder comenzar sus propias empresas y que diferencian al éxito o el fracaso de un proyecto. Algunas de ellas son la capacidad de liderazgo, de aprendizaje y autoconocimiento. Esto es algo que recién se está empezando a ver dentro de las universidades, y que las empresas y los emprendedores demandan. En los últimos años, las instituciones educativas fueron viendo que este tipo de skills, al final del día, son formables. Además, el fracaso no debiera tomarse como algo negativo, debería ser entendido como una parte natural de cualquier proceso. Los skills que se requieren hoy difieren mucho de los solicitados en los programas de Jóvenes Profesionales de hace 10 o 15 años. Hoy la capacidad de comunicar es fundamental y debe ser desarrollada en los jóvenes porque, por lo menos en el área de los emprendedores, puede hacer la diferencia el poder vender lo que se está haciendo, cualquiera que sea la audiencia, y obtener un resultado exitoso.
Por otra parte, la educación está muy concentrada en transmitir contenidos y memorizar, y no tanto en dar un buen método de aprendizaje para desarrollar la habilidad de aprender a aprender. Y hoy, a la velocidad en que se dan las cosas, en la mayoría de las carreras el día que te dan el título lo que aprendiste en los primeros años queda obsoleto, entonces , la realidad es que se debe aprender algo nuevo todos los días porque permanentemente algo está cambiando.
La mejor herramienta a la hora de elegir un candidato es la práctica rentada. Al tener al joven trabajando al menos 3 meses en la empresa, se tiene una interacción directa en donde se pueden valorar muchísimas más cosas de las que se dicen en un promedio académico o el nombre de la universidad. Es como un examen más largo y lo se ve a la persona interactuando en el día a día.
Si bien las empresas están manifestando una tendencia a buscar perfiles más digitales, más intraemprendedores y con capacidades de aprendizaje, no todas lo hacen al mismo ritmo y de la misma forma. Algunas los harán a más velocidad y otras todavía permanecerán haciéndolo con un formato anterior. Eso va a marcar la diferencia en la competitividad, en la capacidad de innovar y de diferenciarse de las otras compañías. Este cambio aún es reciente de los últimos años y hacia se está yendo.