Siempre, lo mejor es hablar de los maestros de nuestros hijos con total respeto, porque es sabido que los chicos aprenden mejor de la gente que respetan y valoran. Los padres tienen que apoyar las actividades, trabajos y tareas de estudio que provengan de los maestros y profesores, por más que en nuestro interior, no nos agraden mucho.
Por otra parte, también es muy positivos que los papás entablen una relación con los maestros para demostrar que valoran el esfuerzo que hacen en el día a día con los chicos y para también poder comunicarles inquietudes o inconvenientes y saber cómo va su hijo/a en la escuela. Esto puede hacerse en persona, pidiendo entrevista o bien con notas en los cuadernos de comunicaciones que usualmente tienen los chicos en edad escolar.
Es bueno poder charlar con nuestro hijo antes de ir a una reunión con autoridades de la escuela o con maestros porque puede haber algún tema específico que el chico desea que se hable para ser resuelto. Hay que escuchar al maestro/a la exposición de temas y evitar interrumpir. También hay que anotarse las preguntas que querramos hacerles y nunca olvidar de contar cualquier situación particular que pudiese estar sucediendo en el hogar. Los nacimientos, separaciones o divorcios, muertes, etc. tienen que ser comunicados al Instituto porque de esta manera, ante un bajo rendimiento del chico o cualquier problema de conducta que tenga, el maestro sabrá cómo actuar si sabe de antemano los motivos o circunstancias que están afectando al niño/a. Siempre lo importante es concentrarse en la solución del problema y no en la búsqueda del culpable.
Lo que NO se debe hacer es cancelar la reunión por cuestiones de trabajo, enfermedades, etc. Una vez que una cita está programada, hay que tomar en serio cumplir la asistencia a la misma y, en caso de que sea realmente imposible, buscar la manera de reprogramarla. No hay que enojarse cuando no se esté de acuerdo con ciertas posturas o criterios del maestro/a. Hay que dialogar y saber escuchar para después poder llegar a un acuerdo en común. Nunca hay que sacar conclusiones apresuradas antes de haber investigado y tampoco hacer promesas que después no podrán ser cumplidas. La honestidad y sinceridad son necesarias para mantener una buena relación con el colegio. Por otra parte, si los padres creen con firmeza que el maestro está afectando o dañando emocionalmente o educativamente al chico, no hay que dudar sino actuar y buscar la forma de resolver tales situaciones.