El Jardin de infantes Jesús Misericordioso se encuentra en Villa Rosa, en el partido de Pilar, provincia de Buenos Aires (GBA), en la calle P. I. de Rivera 2348-2300. Es un jardin de infantes privado, mixto, de jornada simple, religioso (católico). Brinda educación inicial.
- El jardin pertenece al Colegio Santa Rosa de Lima, con el cual articula de manera pedagógica y administrativamente.
- Se trata de una institución educativa católica de gestión privada perteneciente al Obispado Zárate Campana, que brinda una educación integral, para al progreso e inclusión de los niños y jóvenes de la comunidad de Villa Rosa.
- Busca formar alumnos que sean buenos cristianos, honrados ciudadanos, con sólida formación académica, solidarios, con capacidad de reflexión crítica, responsables de sus actos; mediante el conocimiento y la formación en valores.
- El jardin propone al desarrollo de un sentido de pertenencia hacia la institución, integrando a las familias en diferentes actividades y propuestas en un marco de respeto y unión, generando espacios de participación en los Acuerdos Institucionales de Convivencia sobre la base de valores cristianos y democráticos. Su propuesta implica el compromiso de acompañar a las familias tanto en aspectos pedagógicos y legales como emocionales y espirituales.
Este ideario constituye la identidad de los establecimientos educativos del Obispado Zárate Campana, siendo la fuente principal de inspiración y punto de referencia para cada uno de nuestros proyectos institucionales. El presente es de aplicación para la Comunidad Educativa en su totalidad. Esto incluye: personal institucional, alumnos, familias y autoridades de inspección. Cada uno de ellos debe reconocer, aceptar, respetar, cumplir y hacer cumplir los principios y valores.
Virtudes y Principios del Proyecto educativo
- Fe: Para comprometernos y entregarnos libremente a la misión evangelizadora, en la fidelidad de discípulos y misioneros de Cristo (CEC[1], 1814/16).
- Esperanza: para confiar en las promesas de Cristo, apoyándonos en sus fuerzas, pudiendo afrontar los momentos difíciles y asumir nuevos desafíos (CEC, 1817/21).
- Caridad: para hacernos verdaderamente hermanos a todos los hombres, en Cristo. Educamos “en el amor”, traducido en cercanía; “por amor”, traducido en empatía y; “para amar” a los demás y a uno mismo, a través del amor a Dios (CEC, 1822/29).
- Piedad: para encender en nuestra voluntad el amor al Padre, a la Patria, a nuestras familias y a todos hombres.
- Prudencia: para saber escoger los medios más pertinentes aquí y ahora, guiando por la fe nuestra razón (CEC, 1806).
- Justicia: para dar a cada uno lo que es debido, a fin de velar por la paz, el bienestar y la veracidad en todo; estableciendo en las relaciones humanas (CEC,1807).
- Fortaleza: para transitar sin miedo ante la adversidad, asegurando la firmeza y constancia en búsqueda del bien (CIC 1808).
- Templanza: para moderar la atracción de los placeres y procurar el equilibrio en todo nuestro accionar (CIC 1809).
- Respeto: para reconocer y aceptar las distintas criaturas, que, queridas en su ser propio, reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios (DSI 339).
- Alegría: para transmitir la certeza de que Dios vive en nuestro corazón.
- Cosmovisión Cristocéntrica: para guiar nuestras acciones por Él, con Él y en Él.
La Escuela Católica supone no solamente una elección de valores culturales, sino también una elección de valores de vida que deben estar presentes de manera operante. Enseña a los jóvenes a interpretar la voz del universo que les revela al Creador y, a través de las conquistas de la ciencia, a conocer mejor a Dios y al hombre. En la vida diaria del ciclo escolar, el alumno aprende que, a través de su obrar en el mundo, él está llamado a ser un testimonio vivo del amor de Dios entre los hombres, porque él mismo forma parte de una historia de salvación que recibe su último sentido de Cristo salvador de todos los hombres.
Entienden al hombre como una unidad sustancial de cuerpo y alma. Esto los lleva a atender tanto su corporalidad como su espíritu. A su vez, cuenta con dos potencias o capacidades propias: la inteligencia por la que tiende a la verdad y la voluntad por la que elige el bien. «En la unidad de cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, es una síntesis del universo material, el cual alcanza por medio del hombre su más alta cima y alza la voz para la libre alabanza del Creador».
Los educadores de las escuelas Católicas del Obispado de Zárate/Campana tienen la misión de ofrecer a los alumnos una educación integral y un acompañamiento en el descubrimiento de su libertad personal, don de Dios.
El educador, preparado en la propia disciplina, y dotado además de sabiduría cristiana, transmite al alumno el sentido profundo de lo mismo que enseña y lo conduce, trascendiendo las palabras, al corazón de la verdad total. Debe orientar a sus estudiantes hacia la búsqueda de la verdad y el sentido de la existencia, hacia una construcción positiva de sí mismos y de la vida, en el horizonte de una formación integral. También deben enseñar y acompañar a los jóvenes a descubrir la belleza, lo justo y lo bueno. La eficacia de la acción colectiva del personal docente está dada por tener una visión de valores compartidos y ser una comunidad que aprende, no sólo que enseña.
La familia entendida como la comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo, cuya actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. La familia es el lugar natural en donde esta relación de reciprocidad y comunión entre el hombre y la mujer encuentra su plena actuación. La familia, como sociedad natural en la que se realizan plenamente la reciprocidad y la complementariedad entre el hombre y la mujer, precede al mismo orden sociopolítico del Estado, cuya libre actividad legislativa debe tenerlo en cuenta y darle el justo reconocimiento.
Es necesario que los padres cooperen estrechamente con los maestros de las escuelas, a quienes confían la educación de sus hijos; los profesores han de trabajar unidos con los padres. Éstos tienen el derecho de elegir para sus hijos una escuela que corresponda a sus propias convicciones y, al elegir nuestras escuelas diocesanas, están eligiendo y exigiendo una escuela católica.
La escuela se compromete a crear un ambiente físico y espiritual que nos ayude a vivir pastoralmente este Ideario a través de las siguientes pautas:
- Centralidad de la presencia real de Cristo y de su Madre, la Virgen María.
- Ambiente físico: presencia de signos religiosos.
- Presencia del Capellán y labor como administrador de los Sacramentos.
- Vida sacramental como fuente de la vida escolar.
- Oración en la vida escolar, como el momento más solemne e importante de la actividad diaria.
- La disciplina desde la caridad evangélica y los mandamientos.
- La actividad apostólica como fruto de la vivencia propuesta: la escuela es misionera en su esencia.
Para mayor información:
TEL: 3489 – 6000
https://webninojesus.wixsite.com/jardin-nino-jesus