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¿Es necesario el período de adaptación en el nivel inicial?

¿Qué significa?

Son unas semanas o unos días en que los niños acuden menos horas a la escuela, entran con los papás y las mamás, comparten un poco de tiempo con el resto de niños y con la maestra y luego se vuelven para sus casas. Poco a poco se van quedando más tiempo solos (es decir, sin los papás) a medida que se distraen más y que todos se van conociendo.

Cada niño tiene un ritmo de adaptación diferente y hay algunos a los que les cuesta quedarse solos con personas a las que conocen desde hace pocos días. Muchos no entienden qué hacen ahí ni saben si mamá o papá volverá una vez les dejan. Poco a poco, a medida que adquiriendo seguridad y que se van dando cuenta que mamá vuelve a buscarlos los llantos van cesando.

Cuando un chiquito inicia el período escolar, ya sea en una guardería, jardín de infantes o la escuela, existe lo que normalmente denominamos periodo de adaptación. La mayoría de los establecimientos tienen en cuenta este periodo pero existen otros que no lo hacen. Así como se suele pensar que un periodo para adaptarse es necesario para el chico, otros consideran que lo único que se consigue es prolongar la separación y “sufriemiento” de los papás, justamente por ir haciéndolo de a poco y no de manera más brusca y rápida. Las escuelas que adoptan la medida suelen establecer que si no lo llevase a cabo, muchos niños tendrían un primer día de clases bastante duro porque , por lo general, permenecen 8 horas en la escuela, que se suman si se quedan en el comedor y esto termina siendo bastante duro tanto para los niños como para los profesores. Cuando se hace la entrada de manera más paulatina, el resultado termina siendo muy diferente.

Los niños pequeños son seres en formación que no tienen todavía unas bases emocionales para digerir según qué sucesos. Permitir a un niño que lo pase mal “porque la vida es así” puede hacer que en vez de tomar confianza y fuerza ante la vida, tome temor y resentimiento. Hay sucesos en la vida que no podemos controlar en los que los niños lo pasan mal, por supuesto. Esos son los momentos en que debemos estar cerca los papás y las mamás para ayudarlos, apoyarlos y contenerlos. El resto de momentos debemos tratar de que los vivan de la misma manera que a nosotros nos gustaría vivirlos.

Por otra parte, si todos hacemos un periodo de adaptación en el trabajo, ¿por qué no tendrían que hacerlo ellos también? Los adultos no tenemos dos ni tres años, y por lo tanto somos capaces de estar ocho horas en un sitio desconocido sin pasarlo realmente mal. Sin embargo, cuando entramos en un puesto de trabajo nuevo tenemos nuestro particular periodo de adaptación ya que nos muestran las instalaciones, explican el funcionamiento de la compañía, nos presentan a los compañeros de trabajo, etc. A los niños también, pero ellos no tienen la capacidad de establecer relaciones de confianza que le aporten seguridad como los adultos, por eso necesita de una figura conocida (la mamá) hasta que es capaz de estar tranquilo con el resto de personas. Ellos necesitan un tiempo para descubrir ese nuevo mundo y, como toda novedad, es más fácil conocerla de la mano de alguien que nos aporte seguridad.

Ninguna empresa de hoy en día evita hacer el periodo de adaptación con sus trabajadores, básicamente porque para un buen funcionamiento, ya que pese a estar en el siglo XXI aún no somos máquinas, seguimos necesitando tener la confianza y la seguridad de que lo que hacemos está bien hecho y disfrutamos más y vivimos mejor si todo ello sucede en un ambiente conocido, agradable y cordial. Los niños, en su corta experiencia, necesitan tener la certeza de que allí estarán bien, que no les va a pasar nada y que papá (o mamá) volverá. Si estamos unos días con ellos y nos observan en su aula tranquilos, confiados, hablando con la profesora y permitiendo su interacción con otros niños estamos haciendo que el cambio sea más fácil.

Además hasta los 5 años no es obligatorio que un niño vaya al colegio, así que si van antes es por decisión de los papás. Nosotros en cambio tenemos que trabajar para vivir. Entonces, ya que la decisión de que vayan al colegio es nuestra, lo mínimo que podemos hacer es tratar de que sea lo menos traumática posible.

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