¿Cuáles son las ventajas del Bachillerato Internacional?

El denominado BI – Bachillerato Internacional – es un programa educativo de 2 años de duración, dirigido a alumnos de entre 16 y 19 años, que fue fundado en Ginebra (Suiza) en el año 1968 por la OBI (Organización del bachillerato Internacional. Se trata de una exigente y muy buena opción educativa ya ha sido adoptada por unos 3.400 colegios en 142 países del mundo.

Un alumno que lleve adelante el BI, y supere las evaluaciones, obtendrá 2 títulos: el de Bachillerato (nacional) o Bachillerato Bilingüe y, el Diploma del Bachillerato Internacional, de amplio reconocimiento y aceptación en la mayor parte de las universidades europeas y americanas. El BI se caracteriza por ser un riguroso programa educativo que se estudia en forma bilingüe en los 2 últimos años del Secundario y, prepara a los estudiantes en el rigor de la vida universitaria.

El título de Bachiller bilingüe no posee validez alguna a nivel internacional. Lo único que acredita es que el alumno recibido con este título maneja fluidamente un segundo idioma. En lineas generales, en nuestro país el bilingüismo que ofrece la mayoria de las instituciones privadas es en inglés o en francés.

Con el título de Bachiller con diversas orientaciones (en Cs. Sociales, Naturales, Administración de empresas, etc), e incluso con un Bachiller Bilingüe, el estudiante solamente podrá tener acceso a las universidades del país en el cual haya finalizado los estudios secundarios. Con el IB, en cambio, podrá tener un panorama más amplio y acceder de manera fácil y directa a universidades de otros países que contemplen el mismo Bachillerato. La mayoría de los países ofrece un BI en inglés pero colegios como la Goethe Schule y el Pestalozzi , brindan un Bachillerato internacional en alemán. Esto posibilita a sus alumnos poder estudiar en universidades en Alemania, directo, sin trámites y sin escalas.

La idea original de la OBI fue proporcionar a los colegios una currícula que sea aceptada  de manera universal por las Universidades que facilitara la formación de los estudiantes con movilidad internacional. La OBI recibe una cuota de los colegios que ofrecen alguno de los programas. Durante las primeras décadas de funcionamiento los colegios que ofertaban los programas eran privados, pero en la actualidad, el número de las escuelas públicas que lo imparten ha ido aumentando. La OBI posee 4 oficinas regionales:  USA (situada en New York) y el Caribe, América latina (situada en Buenos Aires), Asia-Pacífico (situada en Singapur) y, África/Europa/oriente Medio (situada en Ginebra).

Los planes curriculares se revisan cada 6 años y los cambios se discuten con líderes pedagógicos y referentes de las principales universidades del mundo. El BI capacita a más de 60 mil docentes al año y se asegura que los estándares de calidad sean los mismos en todo el mundo, de Singapur a Buenos Aires. Una de sus claves es la «conciencia global»: el BI busca que sus alumnos estén conectados a la comunidad global pero conservando el sentido de responsabilidad hacia su comunidad. Aunque el aprendizaje de una segunda lengua (inglés, francés o alemán) es obligatorio, muchas materias se cursan en español. Los alumnos, además, realizan un curso de teoría del conocimiento donde adquieren una mirada crítica sobre su propio aprendizaje. Los colegios que dictan Bachillerato internacional deben abonar la tasa anual que ronda los US$ 11.000. También se paga una matrícula por alumno de US$ 180 y evaluaciones por materia de US$ 130.

BI en las escuelas públicas argentinas

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está trabajando en la implementación del Bachillerato Internacional en escuelas de gestión estatal, emulando lo que ofrecen algunas de las escuelas privadas de cuotas más elevadas y elitistas de nuestro país. El programa aplica un sistema de exámenes externos destinados a los alumnos, que resultan evaluados en su rendimiento de acuerdo a estándares fijados por la organización. El programa capacita también a los docentes en los criterios de evaluación, elabora sus propios programas de estudio y los profesores pueden participar de la red siendo evaluadores en otros países, entre otras cuestiones. Como resultado de su aprobación los alumnos obtienen un diploma que permite el reconocimiento e ingreso en universidades del extranjero.

Sin embargo, cierta polémica se ha desatado en torno a esta medida. Por un lado, el supuesto que aquello que ofrecen las escuelas privadas más elitistas es beneficioso per se y, por otra parte, que lo internacional tiene en sí un valor agregado por su mero carácter foráneo.

Este sistema genera un cambio sustancial en las escuelas al momento de su aplicación. Hay un sistema externo que convalida el aprendizaje de los alumnos y por tanto la actividad del profesor queda relegada a preparar a los estudiantes para tal evaluación. El currículum es fijado por expertos de varios países (principalmente anglosajones) y de la propia organización del IB priorizando enfoques y contenidos en el currículum que pueden generar consensos, así como también controversias en otros contextos. La CABA tiene sus propios diseños curriculares y que hay lineamientos nacionales en la materia. La definición de lo que enseña el sistema educativo resulta crucial como para que una jurisdicción delegue estas decisiones a una asociación internacional que define el currículum bajo el mecanismo antes explicitado. Lo que se enseña en la escuela no es un asunto inocuo que pueda relegarse a otra entidad que garantiza una “solución” en esta materia. En la dinámica que instaura el IB, los parámetros de la evaluación son los que traccionan al momento de enseñar. Por lo tanto los profesores deben ceñirse estrictamente a dicho repertorio para efectuar su labor y relegar aquellas otras cuestiones que están por fuera de lo estipulado y que también podrían resultar valiosas.