Hay chicos que se muestran pasivos en la escuela, incluso muchas veces pasan inadvertidos. Se les suele llamar la atención en clase porque están dispersos, muy distraídos, conversan demasiado, interrumpen o no saben esperar su turno, no pueden mantenerse sentados o quietos por un tiempo razonable, son muy desorganizados con sus tareas y materiales escolares, no siguen instrucciones. Estos chicos también olvidan fechas de entrega de trabajos o materiales, o lo hacen con retraso, evitan y les disgusta realizar tareas de esfuerzo mental sostenido, parecen no escuchar cuando se les habla y dan la impresión de que sueñan despiertos y que les cuesta arrancar, ponerse en marcha.
Se trata de niños que padecen el trastorno por Déficit de Atención con o sin hiperactividad, que se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad, o exceso de movimiento e impulsividad, o dificultad en el control de sus impulsos.
Según el American Psychological Association, el TDAH es uno de los mayores motivos de consultas psiquiátricas en niños y adolescentes y afecta aproximadamente al 7 – 10 % de la población infanto – juvenil. Los chicos con este trastorno tienen una mayor dificultad para procesar los estímulos y distinguir entre la información relevante o irrelevante (no pueden establcer un orden de prioridades).
Por otro lado, son niños que se desaniman con mucha facilidad y esto sucede porque se dan cuenta del gran esfuerzo que deben hacer para lograr concentrarse, y a veces con poco éxito. Además, tienen excesiva actividad motora y poca capacidad para el autocontrol emocional y conductual, que no se corresponde con su nivel de desarrollo. La causa de este desorden es multifactorial, o sea que intervienen varios factores : genéticos, ambientales y la interacción de ambos. Los hijos de padres que padecen este trastorno tienen mayor riesgo de padecerlo : puede estar presente hasta el 40% de los hijos y hasta en el 25% de los hermanos con ese cuadro.
Hoy, la neurobiología arroja datos en los que expresa que la causa de este trastorno es en un 80% genética o biológica y sólo un 20% por lesión pre o perinatal. pero no está clara la causa. Sí, podemos inferir que es un trastorno que se inicia muy temprano, cuando el cerebro se está desarrollando. De todos modos, desde el campo de la psicología también se han presentado investigaciones que hacen referencia al tipo de apego o vinculo que han tenido estos niños en su primera infancia, ya que las primeras conductas de apego entre el bebé y sus padres parecen determinar en gran medida la estructura de la personalidad.
El diagnóstico de TDAH es fundamentalmente clínico, y se basa en el logro de obtener información de diferentes fuentes, como padres, médicos y docentes. Depende del informe de comportamientos característicos observados por los padres y los docentes (en un período de al menos 6 meses) e incluye las opiniones del niño, además de su exámen realizado por el médico, valorando tanto la historia clínica como las escalas que miden la gravedad de la repercusión de los sintomas.
El diagnóstico lo puede establecer un profesional especializado en el tema. Desde el campo de la medicina, un neuropediatra, o desde el campo de la psicología, un psicólogo, psicopedagogo o neuropsicólogo. El pediatra muchas veces es fundamental en la detección temprana y el diagnóstico precoz.
Es fundamental que los padres, luego de un buen diagnóstico interdisciplinario, puedan aceptar que tienen un hijo con este déficit de atención pero que no son TDAH : por lo tanto, se recomienda no rotularlos ni estigmatizarlos. Es importante dejar de lado la culpa, y responder por ellos acompañándolos desde el compromiso y la responsabilidad de mejorar su calidad de vida.
En la actualidad, un 11% de los niños en edad escolar son diagnosticados con algún tipo de déficit de atención. Entonces, la pregunta que nos surge irremediablemente es ¿ Existe una sobremedicación al respecto? Como toda patología tiene épocas d emayor exposición, como si estuviera de “moda”, pero niños hiperactivos hubo siempre. Con frecuencia los niños difíciles son diagnosticados como chicos con trastornos de hiperactividad con déficit de atención y muchos otros que realmente lo padecen , no son vistos. La tendencia a la medicación en casos severos ayudaría a los niños a bajar sus niveles de ansiedad en momentos específicos, pero no hay un tratamiento farmacológico correctivo, son paliativos.
Uno de los consejos de los expertos apunta a llevar un registro de conductas positivas. Esto puede llevarlos a regular su comportamiento. Además, funciona adecuadamente el hecho de tener un registro visual. Así, por ejemplo, se va dibujando una carita cada vez que el nene consigue controlar su conducta. Otra sugerencia consiste en adjudicarle un rol positivo en clase. Esto puede implementarse en un abanico de direcciones como por ejemplo, nombrándole encargado o secretario de los cuadernos, el que escriba en el pizarrón datos del día, siendo líder de lectura, recolector de las tareas del resto de sus compañeros, etc. Así, será posible lograr ese rol positivo entre el grupo de amigos, lo que a su vez, apartaría al chico del papel negativo o de monigote que suelen endilgarle.
Contrariamente a lo que se pueda creer, los niños T.D.A.H., pese a todas estas dificultades, suelen tener un cociente intelectual dentro de la media y su incompetencia no sería tanto por una carencia de las capacidades cognitivas básicas sino por una mala regulación de las mismas.