“A los niños se les debe enseñar a pensar, no qué pensar” – Margaret Mead –
¿Por qué se produce el fracaso escolar?
El fracaso escolar es una situación que cada día se hace más común y que está creciendo. Se trata de una problemática donde están en juego muchos factores: propios del sistema educativo, del alumno, del contexto… Se utiliza para definir al grupo de personas que no ha logrado completar exitosamente las diferentes etapas de la enseñanza obligatoria.
Detrás de este fenómeno se encuentra el abandono escolar prematuro, problemáticas sociofamiliares y dificultades importantes de aprendizaje en el alumno. Estamos hablando de un problema social y educativo, y como tal requiere políticas sociales y educativas para prevenirse. Es importante entender el fracaso escolar, por qué aparece y qué podemos hacer para prevenirlo.
No todos los fracasos escolares son iguales. De hecho, encontramos 4 tipos de fracaso escolar, según sus características:
- Primario: Es el fracaso escolar que aparece en los primeros cursos de escolarización, debido a una importante falta de atención por parte del alumno, a su bajo rendimiento, estancamiento respecto a otros compañeros/as.
- Secundario: se manifiesta, generalmente, en las últimas etapas de Primaria (y especialmente en el paso a Secundaria, entre los 12 y 13 años). Suele aparecer en alumnos que hasta el momento habían obtenido buenos resultados académicos. Sus causas suelen ser: paso del colegio al instituto, dificultades en la adolescencia.
- Circunstancial: El fracaso escolar circunstancial es de tipo transitorio. Es aislado, ya que aparece en un momento concreto y debido a causas excepcionales, como por ejemplo: fallecimiento de uno de los progenitores, cambio de centro, bullying… Se puede llegar a revertir si se identifican y tratan correctamente sus causas.
- Habitual: aparece cuando los malos resultados académicos son frecuentes en todas las etapas educativas del alumno. Generalmente, entre sus causas se encuentran: problemas de aprendizaje, retrasos en el desarrollo, ciertas enfermedades neurológicas, familias desestructuradas.
Causas del fracaso escolar
Las causas del fracaso escolar son muy dispares; además, no hablamos de una única causa como factor desencadenante del mismo, sino de un conjunto de factores que se relacionan entre sí. Entre las causas más frecuentes tras esta problemática encontramos tres tipos de causas: las que hacen referencia al alumno, al entorno o contexto y al sistema educativo.
Causas relacionadas con el alumno
Si nos situamos en el alumno, podemos encontrar algunas de las siguientes causas (que no implica que siempre aparezcan):
- Bajo nivel de esfuerzo.
- Bajo nivel de interés en la escuela.
- Dificultades de aprendizaje.
- Altas capacidades (el alumno se aburre en clase).
- Poca o nula motivación.
- Percepción negativa que tiene del apoyo recibido de los padres.
- Poca implicación en su proceso de aprendizaje.
- Sentimientos de insuficiencia.
- Indefensión aprendida.
- Actitudes y creencias negativas en relación a la enseñanza.
- Problemas de autoestima.
- Alteraciones en el autoconcepto.
Causas según el entorno
Las causas también tienen que ver con el entorno (factores sociales y familiares). Algunas de ellas tienen relación con: Profesión de los padres, Nivel socioeconómico familiar, Cultura, Relación del alumno con su entorno, Estructura familiar, Dinámicas familiares.
Causas propias del sistema educativo
Finalmente, encontramos un grupo de causas (o factores) relacionadas con el propio sistema educativo. Éstas tienen que ver con el funcionamiento del mismo, y también con el rol del/a profesor/a:
- Práctica docente.
- Administración educativa.
- Actitud y creencias del equipo educativo.
- Gestión del centro educativo.
- Método de enseñanza.
- Preparación y nivel del profesorado.
- Capacidad del profesor para motivar al alumnado.
Así, el fracaso escolar surge como un proceso que nace de la interrelación de muchas de estas causas, la mayoría de las veces pertenecientes a los tres ámbitos mencionados. Es decir, un niño, únicamente por no tener motivación es difícil que deje los estudios; normalmente se añaden otras variables a la ecuación (por ejemplo: baja autoestima, poca implicación de los padres en su educación, dificultades económicas…).
¿Cómo prevenir el fracaso escolar?
A través de abordajes multidisciplinares, ya que se trata de un problema en el que se compromete el bienestar del alumno a nivel cognitivo, físico, social y psicológico, además de la problemática que se genera a nivel educativo y social.
Algunas de las propuestas que encontramos son las siguientes:
- Detección de las dificultades: Es fundamental detectar a tiempo las posibles dificultades en el alumno. Así, será importante observar y analizar al alumno desde edades tempranas. Se evaluará: su nivel de motivación, interés, atención, habilidades educativas, nivel de desarrollo, inteligencia, relaciones con los compañeros.
- Tratamiento individualizado y atención a la diversidad: Será importante que el sistema educativo se adapta a cada uno de sus alumnos (y no al revés). El hecho de aplicar los mismos métodos educativos a alumnos tan diferentes (entre los que se encuentran alumnos con altas capacidades), puede generar mucha desmotivación entre los alumnos, lo que acaba originando el fracaso escolar. En este sentido, deberá tenerse en cuenta las fortalezas y debilidades de cada niño, sus necesidades educativas, etc. Para ello se requerirá de la formación adecuada a los docentes para que puedan adaptar sus currículos y metodologías, e implicar a toda la comunidad educativa.
- Cambio de los métodos educativos: Los métodos educativos deben ser flexibles (e idealmente, personalizados, aunque no sea una tarea fácil). Debemos apostar por la innovación (por ejemplo introduciendo las TICs, potenciando la inteligencia emocional, el contacto con la naturaleza, etc) y enseñar al alumno métodos de estudio que le motivan y le sirvan.
El fracaso escolar es un problema multicausal, y como tal, deben analizarse sus posibles causas en cada caso. Así, combatirlo será un objetivo, pero aún más importante: prevenirlo, evitar que aparezca. En este sentido, la motivación del alumno será esencial y por ello encontrar la manera de motivarlo durante su aprendizaje puede ayudar a que siga estudiando, sin dejar de analizar su contexto concreto, sus características personales y sus posibles dificultades.