The Global School : El colegio que busca cambiar la manera de enseñanza
Aunque el horario de cursada es de 8 de la mañana a 16.30 hs, en TGS los chicos no pasan mucho tiempo sentados. Tampoco se imparten currículas de forma unidireccional, sino que se implementa un modelo educativo que se basa en el concepto del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). Esto quiere decir que, durante el ciclo lectivo, los alumnos desarrollan un tema de su interés. La premisa: que se eduquen jugando, descubriendo y creando. El rol del docente en este sistema es el de inspirar, facilitar el aprendizaje y proveer las condiciones para que todos los alumnos adquieran la motivación y las herramientas para aprender a lo largo de sus vidas. En la práctica, todo esto se refleja en iniciativas puntuales. Por ejemplo, en lugar de tener ceremonias por los actos patrios, se llevan a cabo exposiciones de proyectos realizados por los alumnos. Además, hay un equipo de chicos que se encarga de la logística, otro de la fotografía, la edición de video y la cobertura periodística de los eventos, así como también de los guiones de las actividades escolares.
El sistema de Calificaciones
Al final de cada período, los estudiantes completan una evaluación en una rúbrica (una lista de preguntas sobre diversos temas o tópicos) que, entre otras cosas, mide su actitud frente al aprendizaje. Después reciben un feedback de la totalidad de los profesores, que se suma a la autoevaluación. La nota numérica a la que nos tiene acostumbrados el sistema educativo tradicional no existe en este modelo. Las autoridades de la institución afirman que la educación de calidad no equivale a sacar una altísima nota en un examen internacional. También implica adquirir habilidades y motivación para aprender. Este modelo tiene una intención firme de generar un cambio. Como todo proceso, no es sencillo: requiere de esfuerzo y de transitar la resistencia al cambio, perola idea es que, tarde o temprano, todos los colegios terminen implementando este sistema y siguiendo el camino iniciado por este colegio.
El problema de la educación tradicional reside en que el alumno tiene un protagonismo muy leve en su propia educación. Es un paradigma que hay que romper. Hoy los chicos están 15 años en un colegio donde un docente les dice lo que tienen que hacer. En este contexto, salen primero a la universidad y luego a la vida sin consciencia del manejo de su propio aprendizaje y sin habilidades para aprender solos. Hay que invertir paradigmas. En la escuela tradicional, lo que está en juego es que los alumnos recuerden contenidos, que alcancen cierto nivel en Matemáticas, Ciencias Sociales, Historia, Música y Química. Las habilidades son un subproducto, cuando en realidad debería ser al revés. Los chicos no pueden egresar sin saber utilizar un motor de búsqueda como Google. Lo usan, claro, pero no llegan a profundizar en todas las ventajas de esta herramienta. Por eso, es muy importante que aprendan a tener pensamiento crítico y a detectar desde fake news hasta contenidos que no tienen sustento.
En esta institución académica, los estudiantes no se llevan tareas al hogar. Consideran que no tiene sentido que un chico que pasa más de ocho horas en el colegio vuelva a su casa y esté dos o tres horas haciendo la tarea. Tampoco es lógico que vayan a la escuela sin ganas. Por eso, llevan a cabo encuestas de satisfacción. El resultado es que todos quieren venir. Los padres no lo entienden, así que hacemos un esfuerzo por educar a las familias también. El cambio en la educación va a darse cuando la comunidad educativa demande una educación diferente. En la medida en que solo conozcan lo que han consumido, lo que han vivido, el esquema no cambiará.
Los chicos de cuarto, quinto y sexto año del secundario tienen una tarde entera por semana dedicada a hacer proyectos. Allí piensan y proponen un tema de su interés y lo llevan adelante durante todo el ciclo. Así, aprenden a emprender y tienen un espacio para desarrollar la creatividad. Un ejemplo: crearon una página web sobre ecología que tiene más de 5000 seguidores; hicieron compost, una obra de teatro para los de nivel primario, un kiosco saludable, una página web para la compra del primer auto, un cortometraje y una gran diversidad de cosas.
El colegio también propone un ciclo de charlas semanales a cargo de distintas personalidades del mundo de la cultura, el deporte, la música, entre otras cosas. Esto no es una materia, sino que está por fuera del plano académico. La participación es libre y no influye en las calificaciones.
En el secundario, al finalizar el trimestre, los alumnos completan una rúbrica: responden diez preguntas sobre la actitud ante el aprendizaje, las conductas y los hábitos de convivencia que mantuvieron. La propuesta es invitarlos a reflexionar respecto de su participación en clase, su cumplimiento con el llevar los materiales pedidos, su compromiso con los trabajos, su respeto a los demás… Entonces, ellos se autoevalúan, con un puntaje del uno al cinco, y todos los docentes hacen lo mismo. Comparan todas las notas del secundario y obtuvieron diferencias no mayores al nueve por ciento en lo que evalúan de sí mismos los alumnos y lo que evalúan de ellos los profesores. En muchos casos, hasta menores al 5%, haciendo el promedio total.
Los docentes y directivos consultados sueñan con un colegio que genere consciencia respecto de los hábitos de salud de los chicos, por lo que cuentan con una nutricionista, un menú y kioscos saludables. En el kiosco, por ejemplo, se ofrecen frutas, barritas de cereal y colaciones saludables. Lo social también cumple un rol clave y se ve reflejado en un taller de acción social cuyo objetivo es sensibilizar a los niños sobre la dura realidad social y económica que atraviesa el país.
Según este modelo, es más importante que los jóvenes aprendan a aprender, a buscar, a investigar o a detectar una fuente errónea, a que aprendan los contenidos de forma unilateral. Los cambios en las formas de aprendizaje son decisivos. Se trata de un trabajo en equipo y de un proceso de discernimiento casi diario, mediante los cuales buscamos impactar en la formación de los alumnos de la mejor forma posible.
Aranceles 2019 (Aprox.)
Nivel inicial: desde $ 15.000
Nivel Primario : desde $ 20.000
Nivel secundario: desde $ 25.000